
De
EspañaNos encantó alojarnos en pleno parque natural, rodeados de una vegetación exuberante, con vistas a las montañas y al mar. Desde la estación pensábamos pillar un taxi o alquilar bicis, pero no había taxis en la zona y nos desaconsejaron ir en bici debido al desnivel. El anfitrión de diez: vino a recogernos y también se ofreció a llevarnos al día siguiente. Es un hombre muy acogedor y agradable. En el alojamiento había de todo: cocina común con todo lo que necesitamos, wc y duchas con jabón, champú, cepillos y pasta de dientes, toallas, etc. La habitación era amplia, con vistas, mesa, tele, armario, frigorífico... Fuera había otra mesa con sillas, sofás y barbacoa. Todo estaba limpio. Si avisas con unos días de antelación, puedes encargar cena con ingredientes locales. Por la noche se veían las estrellas y luciérnagas. Se puede ir andando desde allí hasta el inicio del sendero del lago y el sendero de las cumbres. Me gustaría volver con más tiempo.